La historia de la pizza en México tiene un año. Tiene un antes y un después. Es en el año 2003, cuando, afortunadamente, Mario Miele decidió transferirse al Distrito Federal. Mario es una persona alegre, siempre disponible con sus clientes, que considera sus amigos. Nos espera en su local, “La Piccola Trattoria“, en Emerson 107 esquina Ejercito Nacional, Polanco, quizás el barrio más céntrico de la Ciudad de México.
Cuéntanos un poco tu infancia y cómo llegas, desde un pequeño pueblo, a trabajar para el Billionaire de Briatore
La mia fue la típica infancia feliz de pueblo. Soy de Andretta, un pequeña localidad de los apeninos en la provincia de Avellino, a una hora y media de Nápoles. Recuerdo con mucho cariño las madrugadas con mucho frío y la chimenea prendida con la abuela preparando pasta. O las tardes ayudando mi papá, que tenía un taller mecánico. Dividido, en esa época, entre mis dos grandes pasiones: la cocina y los motores. Adolescente, me fui a Maranello a tomar un curso con Ferrari, el sueño de todo mecánico, pero mientras, trabajaba también en la pizzería del pueblo.
Cuando me mudé a Gragnano, la ciudad donde nació la pasta, empezó mi vida como Chef. Tomé varios cursos de especialización en la cocina napolitana y, en particular, en el arte de la pizza. De ahí salieron varias propuestas, entre ellas aquella de Billionaire di Flavio Briatore e di Giuseppe Cipriani, que era responsable de la cocina. Fue así que yo y mis hermanos Giuseppe y Maria Rosaria, nos fuimos a Sardinia para trabajar. De ahí nunca paré: entendí que era mi vida y, como chef y pizzero italiano, tendríamos muchas oportunidades en el extranjero
Llegas a México en el 2003, después de una pequeña vuelta por el mundo, para implementar una nueva Franquicia. Era “50 friends”, un concepto que cambiaría la idea de pizza en México para siempre. Con ellos acabarás abriendo 19 sucursales. ¿Cómo es la vida del emigrante? y ¿cómo conectaste con ellos?
Como napolitanos en el extranjero nunca te sientes solo y es muy normal inclusive encontrar familia, estés adonde estés. Así que, de alguna forma, siempre me he sentido en casa, como emigrante. Además en México me basta escuchar las canciones, ver el valor que le dan a la familia, oír los sonidos de la calle y pareciera que estoy en Nápoles. “Nos la pusieron muy fácil”! En cuanto a 50 friends recuerdo que el fundador me encontró “en línea” y me llamó. Entre italiano y español, recuerdo que ese día estuvimos platicando más de cuatro horas al teléfono de aquel que era, en ese momento, solo un sueño.
Todavía no había sucursales, imagen corporativa, menú, nada. Nada se conocía, en aquella época, de la pizza artesanal aquí en México. Cuando llegué, en el 2003, no había un solo lugar donde comer una buena pizza. Fue un reto poder imponer en este País el concepto de pizzería y debo decir, con un poco de orgullo, que en estos 18 años se han hecho pasos de gigantes.
Finalmente “La piccola Trattoria”, en Polanco
“La trattoria”, la idea de negocio familiar que hacen comida casera italiana, también era nuevo. Fue, para mí, como un niño que vi crecer. Con mi esposa y mi hermano intentamos, con los años, abrir otras sucursales, pero nos dimos cuenta que es difícil poder mantener altos estándares cuando hay muchos locales y una conducción familiar. De hecho hace un mes tuvimos que cerrar, causa también la crisis derivada de la pandemia, la sucursal de Querétaro. Empezamos en un local chiquito a mitad de la calle y hoy estamos, después de haber ocupado un tiempo también un local al lado, en uno más grande y más bonito justo en la esquina, esperando en tiempos mejores post covid. Temo que este virus llegó para quedarse, así que deberemos acostumbrarnos a estas nueva formas de servicios al cliente.
Has sido por varios años juez y organizador del “campeonato mexicano de la pizza” y eres reconocido como uno de los mayores expertos de pizza aquí en México. ¿Qué es la pizza para el napolitano Mario Miele y que tanto ha evolucionado en estos años?
Cuando la “Camera di Commercio Italiana in Messico” me pidió colaborar con el campeonato, fui muy feliz. Participé no solo como juez, sino también ofreciendo con mucho amor, pizza gratis a todos los participantes del evento. Como existe “il caffè sospeso”, también, para nosotros napolitanos, existe la “pizza sospesa”: ¡nunca se niega a nadie una pizza! Además me motivó la idea de contribuir, en alguna forma, a mejorar la costumbre alimenticia aquí en México, así como la posibilidad de poder preparar nuevas generaciones de pizzeros locales listos para salir al mundo.
En cuanto a la evolución de la pizza, honestamente me recuerda mucho a los colores en la moda. Cada temporada sale uno nuevo, pero finalmente lo clásico, el blanco el gris y el negro, nunca pasan de moda. La pizza siempre será la misma. De pizza sólo hay una, desde hace siglos. Las otras son otra cosa, quizás igualmente buenas, pero no les digan pizza…
La Piccola Trattoria de Mario Miele es hoy un lugar de encuentro para muchos italianos. ¿Cómo vives nuestra comunidad y qué consejo nos darías?
La vivo a diario. Todos los días vienen en mi local muchos italianos. Creo conocer, literalmente, a todos aquellos que viven en la Ciudad de México. Aquí, desafortunadamente, la comunidad italiana no es muy grande, por lo tanto no hay lugares para juntarse; ni escuelas, hospitales, etc. y eso hace que falte un poco de unión entre nosotros. Hay gente que viene y va por trabajo, pero un poco más de unión estaría padre.
Todos aquí conocen tu amor visceral por el equipo del Napoli y por Diego. ¿Qué representa el Napoli para ti y qué representa Diego?
Maradona para mi es todo. Cuando se fue, me quedé en shock. Aunque sí, pensándolo bien, debo admitir que los grandes y controversiales sí mueren de esta manera. Diego era un luchador: gastó toda su vida combatiendo la justicia y las instituciones. Recuerdo que cuando llegó a Napoli, yo tenía 10 años. Me escapaba de casa para ir a los partidos, me peleaba con todos por él en mi escuela (y a la fecha sigo discutiendo…). Nos sacó adelante de un momento difícil y encabezó el rescate, no sólo futbolístico sino social, de todo un pueblo.
Tuve el honor de que me grabara un video dirigido a mi y que les comparto con mucho cariño. Tengo aquí guardado su autógrafo y una reliquia, para mi histórica: el boleto de Argentina-Inglaterra del 1986. El legendario partido de la mano de Dios y del “gol del siglo”. Se identificó mucho con Napoli, tanto que, para mi, en muchos aspectos, Diego es Napoli. Ser napolitano es diferente. Es un estilo de vida, no es solo pertenecer a una “afición”. Quienes no son napolitanos es difícil que lo vayan a entender. Y más, explicarlo.
¿Cuánto de aquel pequeño Mario, que creció en la montañas de Avellino, sobrevive en el Chef Mario Miele?
El 100%. Soy tradicionalista y por lo tanto mantengo mi forma de ser en todo momento. Evolucionas con la experiencia, pero la esencia es exactamente la misma.
¿Quién gana lo scudetto este año? ¿Y el mundial en el próximo?
Yo creo que este año lo scudetto lo ganan los “innombrables”, que al final le darán la vuelta… En cuanto a la selección, digo que el Mundial es diferente a la Eurocopa. A diferencia de la otra, la Copa del Mundo no se presta a sorpresas.
Veo que Francia tiene un equipo muy bueno, que España e Italia son también equipos jóvenes y fuertes, pero mejor no decir más. Pero sabes cuánto somos supersticiosos los napolitanos y hablar de estas cosas antes, ¡es de mala suerte para nosotros! (n.d.a. ¿será por lo mismo que nombró a los eternos rivales de lo scudetto?).
Nos despedimos. Dejo a Mario regresar a lo suyo: hacer pizzas. Hay un dicho bellísimo a propósito de nosotros los napolitanos que dice: “Un napolitano puede dejar Napoli, pero Napoli nunca deja a un napolitano”. Mario, definitivamente, no es la excepción.
Muy interesante.
Vi lascio una versione italiana del testo, per tutti quelli che la hanno chiesta:
MARIO MIELE: la storia della pizza napoletana qui in Messico
di Antonio Mariniello
La storia della pizza in Messico ha anno, un prima e un dopo. È il 2003, quando, fortunatamente, Mario Miele decide di trasferirsi a Città del Messico. Mario è una persona solare, sempre disponibile con i suoi clienti, che considera suoi amici. Ci aspetta nel suo locale, “La Piccola Trattoria”, in Emerson 107 angolo Ejército Nacional, a Polanco, forse il quartiere più centrale di Città del Messico.
Raccontaci un po’ della tua infanzia e di come sei arrivato, da una piccola città, a lavorare per il Billionaire de Briatore
La mia è stata la tipica infanzia felice di paese. Sono di Andretta, un piccolo centro dell’Appennino in provincia di Avellino, ad un’ora e mezza da Napoli. Ricordo con tenerezza le fredde mattine accanto al caminetto, con mia nonna che preparava la pasta. O i pomeriggi aiutando mio padre, che aveva un’officina meccanica. Ero diviso, fin da allora, tra le mie due grandi passioni: cucina e motori. Da ragazzo ricordo essere stato qualche mese a Maranello per fare un corso con Ferrari, il sogno di ogni meccanico, anche se, nel frattempo, lavoravo anche nella pizzeria del paese.
Quando mi sono trasferito a Gragnano, la città dove è nata la pasta, è iniziata la mia vita da Chef. Ho seguito diversi corsi di specializzazione in cucina napoletana e, in particolare, nell’arte della pizza. Da lì son venute fuori diverse proposte. Fra queste, quella del Billionaire di Flavio Briatore e Giuseppe Cipriani, responsabile della cucina. Fu così che io, con i miei fratelli Giuseppe e Maria Rosaria, andammo in Sardegna per lavorare. Da lì non mi sono più fermato: ho capito che quella era la mia vita e, da chef e pizzaiolo italiano, avremmo avuto molte opportunità, soprattutto all’estero.
Sei arrivato in Messico nel 2003, dopo un breve viaggio intorno al mondo, per sviluppare un nuovo Franchising. Era “50 FRIENDS”, un concetto che avrebbe cambiato per sempre l’idea di pizza in Messico. Con loro finirai per aprire 19 filiali. Com’è la vita dell’emigrante? e come sei entrato in contatto con loro?
Da napoletani all’estero non ti senti mai solo ed è normalissimo anche trovare famiglia, ovunque tu sia. Ragion per cui, come emigrante, in un certo senso mi sono sempre sentito a casa. Oltretutto qui Messico basta ascoltare le canzoni, vedere il valore che danno alla famiglia, sentire i rumori della strada e ti sembra di essere a Napoli. “Ci hanno reso tutto
più facile”! Quanto a 50 FRIENDS, ricordo che il fondatore mi ha trovato “online” e mi ha chiamato. Tra italiano e spagnolo, ricordo che quel giorno parlammo per più di quattro ore al telefono di quello che, in quel momento, era solo un sogno.
Non c’erano ancora filiali, immagine coordinata, menu, niente. Nulla si sapeva, a quel tempo, della pizza artigianale qui in Messico. Quando sono arrivato nel 2003, non c’era un solo posto dove poter mangiare una buona pizza napoletana. È stata una sfida riuscire ad imporre il concetto di pizzeria in questo Paese e devo dire, con un po’ di orgoglio, che in questi 18 anni sono stati fatti passi da gigante.
Dopo un po arriva “La piccola Trattoria” a Polanco
Anche il concetto di “trattoria”, l’idea di un locale a conduzione familiare di cucina
italiana fatta in casa era, nuovo qui. È stato, per me, come veder crescere un bambino. Con mia moglie e mio fratello abbiamo cercato, negli anni, di aprire altre filiali, ma ci siamo resi conto che è difficile mantenere degli standard elevati quando ci sono tanti locali ed una conduzione familiare. Purtroppo un mese fa abbiamo dovuto chiudere, anche causa della crisi derivata dalla pandemia, la succursale di Querétaro. Abbiamo iniziato in un piccolo locale a metà strada ed oggi ci troviamo, dopo essere stati per un po’ anche nel locale accanto, in uno più grande e bello proprio all’angolo, in attesa di tempi migliori post-covid. Temo che questo virus sia destinato a restare, quindi dovremo abituarci a queste nuove forme di servizio clienti.
Sei stato per diversi anni giudice e organizzatore del “Campionato messicano della pizza” e sei riconosciuto come uno dei più grandi esperti di pizza qui in Messico. Cos’è la pizza per il napoletano Mario Miele e quanto si è evoluta in questi anni?
Quando la “Camera di Commercio Italiana in Messico” mi ha chiesto di collaborare al campionato, sono stato molto contento. Ho partecipato non solo come giudice, ma anche offrendo, con tanto amore, pizza gratis a tutti i partecipanti all’evento. Come c’è “il caffè sospeso”, anche per noi napoletani c’è “pizza sospesa”: una pizza non si nega mai a nessuno! Mi motivava anche l’idea di contribuire, in qualche modo, a migliorare le abitudini alimentari qui in Messico, oltre che la possibilità di poter preparare nuove generazioni di pizzaioli locali pronti a conquistare il mondo.
Per quanto riguarda l’evoluzione della pizza, sinceramente mi ricorda molto i colori della moda. Ogni stagione ne esce uno nuovo, ma finalmente il classico, bianco, grigio e nero,
non passa mai di moda. La pizza sarà sempre la stessa. C’è solo una pizza, da secoli. Le altre sono un’altra cosa, magari altrettanto buone, ma non chiamatele pizze…
La Piccola Trattoria di Mario Miele è oggi un punto di ritrovo per molti italiani. Come vivi la nostra comunità e che consiglio hai da dare?
Lo vivo quotidianamente. Molti italiani vengono da me ogni giorno. Penso di conoscere, letteralmente, tutti quelli che vivono a Città del Messico. Qui, purtroppo, la comunità italiana non è molto numerosa, quindi non ci sono molti luoghi di ritrovo; niente scuole, ospedali, ecc. e questo fa si che manchi un po’ di unione fra di noi. Ci sono persone che vanno e vengono per lavoro, ma un po’ più di unione sarebbe fantastico.
Tutti qui conoscono il tuo amore viscerale per il Napoli e per Diego. Cosa rappresenta per te il Napoli e cosa rappresenta Diego?
Maradona per me è tutto. Quando ci ha lasciati sono rimasto scioccato. Anche se, ripensandoci, devo ammettere che i grandi controversi muoiono in questo modo. Diego era un combattente: ha passato tutta la vita a combattere contro la ingiustizia e le istituzioni. Ricordo che quando arrivò al Napoli avevo 10 anni. Sono scappato di casa per andare alle partite, per lui ho litigato con tutti nella mia scuola (e ancora oggi continuo a litigare…). Ci ha tirato fuori, come popolo, da un momento difficile e ha guidato un popolo intero alla salvezza, non solo nel calcio ma anche nella società.
M’inorgoglisce poter dire che, qualche tempo fa, ha registrato un video diretto a me e che condivido con grande affetto. Ho anche conservati il suo autografo ed una autentica
“reliquia”, per me di importanza storica: il biglietto di Argentina-Inghilterra del 1986. La mitica partita della “mano de Dios” e del “gol del secolo”. Si è identificato molto con il Napoli, tanto che per me, per molti versi, Diego è il Napoli. Essere napoletani è differente. È uno stile di vita, non è solo tifare una squadra. Per chi non è napoletano è difficile da capire. E ancor più difficile spiegarlo.
Quanto di quel piccolo Mario, cresciuto tra le montagne di Avellino, sopravvive nello Chef Mario Miele?
Il 100%. Sono un tradizionalista e quindi conservo da sempre il mio modo di essere. Ti puoi evolvere con l’esperienza, ma l’essenza rimane esattamente la stessa.
Chi vince lo scudetto quest’anno? E il Mondiale nel prossimo?
Io credo che quest’anno vincano gli “innominabili”, che alla fine recupereranno… In quanto alla Nazionale, dico che il Mondiale è diverso dall’Europeo. A differenza degli altri, il Mondiale non si presta a sorprese. Vedo che la Francia ha un’ottima squadra, che anche Spagna ed Italia sono squadre giovani e forti, ma non voglio dire di più! Sai quanto siamo superstiziosi noi napoletani e parlare di queste cose prima porta sfortuna!
(n.d.a. sarà per lo stesso motivo che ha nominato gli eterni rivali bianconeri come vincitori dello scudetto?)
Ci salutiamo. Lascio Mario alla sua attività favorita: fare le pizze. C’è un bellissimo detto su noi napoletani che recita: “Un napoletano può lasciare il Napoli, però Napoli non lascia mai un napoletano”. Mario non fa assolutamente eccezione.