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Olivetti, la vida increíble de un visionario

Olivetti - Adriano Olivetti

Adriano Olivetti es una de las personas de las que hay que estar más orgulloso si eres italiano. Un empresario tan genial, revolucionario y adelantado a los tiempos de su época. Y a la fecha, sigue siendo increíblemente actual.

Olivetti: una vida de estudio y observación

Adriano nace en Ivrea en 1901. Empieza adolescente trabajando como obrero en la fábrica de su papá Camillo, fundador de Olivetti” y convencido defensor de la ética del trabajo como medio formativo. Al terminar sus estudios enfocados en las ideas más innovadoras en el campo de la industria moderna, se muda un tiempo a Estados Unidos. Aquí visita varias fábricas, entre ellas Ford, donde entiende la enorme importancia que tiene contar con métodos científicos de organización del trabajo y optimización de la productividad. Esta formación única, junto a una fuerte personalidad carismática y una gran inteligencia, llevan a Adriano Olivetti a la elaboración de un pensamiento completamente original e insólito. En una época en que el capitalismo y el comunismo se enfrentaban cruentamente, teoriza un punto de equilibrio entre la solidaridad social y el lucro. Introduce el concepto de “Condiciones de bienestar material y espiritual para el trabajador”.

“La fábrica para el hombre, no el hombre para la fábrica”

La fábrica no puede fijarse únicamente en el índice de beneficios. Debe distribuir riqueza, cultura, servicios, democracia. Creo en la fábrica para el hombre, no en el hombre para la fábrica”. La vida en la fábrica de Olivetti en Ivrea es diferente a cualquier otra. Con una organización del trabajo que incluye el concepto central de felicidad colectiva, genera eficiencia y entusiasmo en los trabajadores, y una idea de comunidad con base en el respeto mutuo. “En esta fábrica, nunca le hemos preguntado a nadie en qué fe religiosa creía, en qué partido militaba o incluso de qué región de Italia venían él y su familia. Crea un sistema completo de servicios sociales para los obreros con clínicas médicas, jardines de infancia, comedores, bibliotecas y cines gratuitos.

Comedor Olivetti en Ivrea, un concepto arquitectónico muy adelantado a la época (foto de Laurom).

Reduce las horas de trabajo semanal sin modificar el salario. También contrata artistas, escritores, diseñadores y poetas, necesarios para enriquecer, de acuerdo a su pensamiento,  el trabajo con creatividad y sensibilidad. El aumento de la productividad es sustancial, y la calidad del trabajo enorme. Empiezan a producir verdaderos objetos de culto, como la legendaria máquina de escribir “Olivetti Lettera 22“, fiel compañera de estudios de varias generaciones de mexicanos. Con ella, las primeras calculadoras electrónicas como ELEA 9003 o PROGRAMMA 101, primeros ejemplos de “personal computer” de la historia, muchos años antes de Steve Jobs & Co.

Las tiendas Olivetti; los primeros “brand stores” de la historia

Al frente de su extraordinaria empresa familiar, Olivetti aporta excelencia tecnológica, internacionalización, atención al diseño industrial y gran innovación en sus productos. Revoluciona el mercado también desde el punto de vista del diseño y del concepto de “belleza” como puntos estratégicos en ventas.

Olivetti Stores, los primeros “brand stores” de nuestra época.

Muchos aspectos de los negocios que son comunes hoy en día, como la comunicación, el cuidado y desarrollo de la marca, la publicidad, los gráficos, el estudio de la sociología y de la psicología del trabajo, son introducidos por él mucho antes de la década de 1960. Un ejemplo sobre todos: ¡los “brand stores”! Las tiendas Olivetti que surgen en todo el mundo con un concepto único y repetido, recuerdan mucho, hasta en el diseño de sus sucursales, a los Apple Stores de hoy. «Quiero que Olivetti no sea solo una fábrica, sino un modelo, un estilo de vida. Quiero que produzca libertad y belleza porque serán ellas, la libertad y la belleza, quienes nos dirán cómo ser felices».

Demasiados accidentes en el camino: los últimos días de Olivetti…

La bella historia de Olivetti tiene un final dramático. En un día frío de febrero de 1960, Adriano Olivetti toma el tren para ir a visitar unos banqueros suizos. En la obscuridad del túnel del Brennero, que conecta Italia con Suiza, sufre, a tan solo 59 años, una repentina e inesperada hemorragia cerebral que lo lleva repentinamente a la muerte.

Estación de Ivrea, el inicio del último viaje de Adriano…

Ninguna autopsia o investigación se realiza al respecto, dejando muchas dudas sobre su fallecimiento. Mismas que se vuelven certeza para los hombres de Olivetti cuando, nueve meses más tarde, a tan solo 37 años, también el ingeniero Mario Tchou muere en circunstancias misteriosas. El genio ítalo-chino, al momento de su trágico accidente vial, estaba trabajando para Olivetti en el primer ordenador del mundo. El ELEA, una computadora que iba a entregar, de facto, a los italianos la leadership mundial en el sector informático, en una época vital para la economía mundial. En especial para Estados Unidos que, estaba en medio de una complicada guerra fría.

La CIA y una necesaria supremacía mundial

Nunca se pudo comprobar nada, ni hubo mucho esfuerzo en ese sentido. Sin embargo, unos años más tarde, se desclasificaron unos documentos secretos de la CIA. Confirmaron como, al momento de su muerte, la agencia secreta americana tenía más de diez años espiando a Adriano Olivetti, el gran industrial con ideas, quizás demasiado, progresistas. El fallecimiento de los dos protagonistas del “Milagro Olivetti” marca, el final de la gran aventura italiana en el campo de la informática. La empresa se ve obligada al poco tiempo a vender a General Electric su división informática, y todos sabemos como la historia termina…

Olivetti, la vida increíble de un visionario ultima modifica: 2021-05-13T17:41:31-05:00 da Antonio Mariniello

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