Este año se conmemora la vigésima edición del Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente, en situaciones de guerra. En el 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 6 de noviembre como el día que tiene como objetivo crear conciencia sobre los efectos nocivos, que los conflictos armados tienen, no solo en las personas, sino también en el medio ambiente. Los ecosistemas a menudo se convierten en víctimas olvidadas, cuya pérdida, daña irreversiblemente el desarrollo humano. La jornada está dedicada a un tema “tan relevante como descuidado: el impacto de las guerras en el medio ambiente”. Para explicar las razones por las que es importante reflexionar y actuar en esta dirección fue instituida la Comisión de Globalización y Medio Ambiente (GLAM).
La destrucción del medio ambiente con demasiada frecuencia es parte de las estrategias militares
Durante la Guerra de Vietnam, los estadounidenses enfrentaron combates en bosques impenetrables y utilizaron poderosos herbicidas y defoliantes para despejar partes de la selva y abrir rutas de conexión. Además de gases tóxicos y nocivos que mataron a miles de personas, flora y fauna. Esto destruyó no solo las plantas, sino que también causó la muerte de muchos animales. Los productos químicos con el tiempo también han contaminado los ríos, haciendo que muchos pozos de agua no se puedan usar más. Durante la Primera Guerra del Golfo, en 1991, más de 700 millones de litros de petróleo se vertieron en el Golfo Pérsico.
Así que 300 km de costa kuwait y de Arabia Saudita se cubrieron de petróleo crudo, dañando las áreas alrededor. Como resultado de este desastre, entre 15.000 y 30.000 aves que poblaron el área contaminada y también muchos peces y mamíferos, murieron. La lista podría seguir desde la guerra de la antigua Yugoslavia en la que se utilizaron gases nocivos y balas potenciadas con uranio que contaminaron tierras y agua. Hasta los conflictos entre Irán e Irak, donde el número de palmeras datileras productivas disminuyeron de 13000 unidades, restando solo 3000. Todo este desastre no solo perjudica el medio ambiente, también provoca que muchas poblaciones pierdan su única fuente de sustento, causando la inevitable migración masiva o peor, otra guerra para recuperar recursos.
Guerra y migración
Las víctimas de la guerra a menudo se ven obligadas a huir de las zonas de conflicto para tratar de salvarse. Sin embargo, las consecuencias de estos desplazamientos masivos pueden tener un impacto perjudicial en el medio ambiente. Durante la guerra civil en Ruanda, a principios de los años noventa, más de medio millón de refugiados fueron impulsados por la violencia de los combates a huir en Congo. Los bosques fueron saqueados de madera y vida silvestre, incluso los gorilas de la montaña, especies ya en peligro de extinción, fueron asesinadas para alimentarse. Sin embargo, también la más recientes guerra de Irán, así como de Irak, por no hablar de Libia o de la más reciente Arabia, provocaron desplazamientos de población masivos, que saqueó las tierras cercanas. Desafortunadamente, también en esta guerra fueron usados gases nocivos que seguramente pasaran factura a la siguiente generación.
Proteger el medio ambiente es igual a proteger el futuro
Con el establecimiento del día 6 de noviembre, las Naciones Unidas desean garantizar la protección del medio ambiente incluyéndola en las estrategias de prevención de conflictos y mantenimiento de la paz. Sin duda alguna, no puede haber una paz duradera si se destruyen los recursos naturales. Los ecosistemas, en la mayoría de los casos son el sustento de vida de las poblaciones más pobres.
Sin el medio ambiente y sin los recursos naturales, incluso después de la guerra, no puede haber futuro. El llamado a la acción oportuna se produce también en el contexto de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), en curso en Glasgow.
Todos juntos podemos
Hay muchas iniciativas de la sociedad civil, de las iglesias y de las asociaciones para el medio ambiente. El mismo Observatorio Británico sobre los conflictos y medio ambiente ha pedido a los gobiernos que se comprometan a reducir los conflictos bélicos. Para finalizar, parafraseando a Mujica, nosotros no somos como vegetales que no tienen la capacidad de entender y no pueden dar la dirección correcta. Hasta un cierto punto es nuestra obligación luchar para dar la justa orientación al uso del medio ambiente y dejar un mundo mejor para las generaciones futuras.
