El talento y la importancia de la cultura en la determinación de la calidad de vida
“Somos los mayores productores de sensaciones en el mundo”, escribe Beppe Severgnini en su divertido “La cabeza de los italianos”, último capítulo de una larga reflexión de este autor sobre nuestros vicios y virtudes. Italia es universalmente reconocido, desde hace siglos, como “el” país del genio y del talento. Da Vinci, Michelangelo, Dante, Armani, Gucci, Verdi, Sofia Loren, Ducati, Ferrari, Baggio, una lista que podría ser casi infinita de figuras del Bel Paese que destacaron, a lo largo de los siglos, por su genio y su talento.
Pero ¿quién es realmente una persona talentosa? ¿Qué es “talento”? El talento es, por definición, una habilidad innata, una disposición natural, una inclinación del alma. Por lo tanto no se puede comprar, inventar, ni robar. Se nace con talento, está en el ADN: para ser lo más claro posible, no hay mérito en tener talento, solo mucha suerte… Sin embargo, si es fruto del azar, ¿por qué hay países en el cual parece haber más talento que en otros?
El talento es una hermosa flor
Porque el talento es como una hermosa flor que puede nacer en cualquier lugar. Sin embargo, como toda flor, necesita de dos elementos para poder ser admirada en todo su esplendor: un terreno fértil y un cuidado diario. El talento, tal y como la flor, si no lo cuidas se marchita. Es indispensable un entorno adecuado, en el cual florecer, y alguien que lo cuide constantemente, de por vida. Italia es una meta codiciada por muchos. Una investigación reciente realizada en 70 países, lo confirma: “Italia es el país del mundo donde más le gustaría vivir a la gente”.
Eso porque es probablemente el país en el que está una gran calidad de “vida privada”: cómo comes y te vistes, qué conduces, cómo decoras la casa, vives con tu familia, con los amigos etc. Y la alta calidad de vida es, sin duda, el entorno ideal para cultivar un talento, el terreno más fértil que uno pueda desear.
El talento: un asunto serio
A los hobbies, las pasiones y el entretenimiento a menudo no se le da importancia, se consideran a la ligera, como algo superficial y prescindible. En Italia no. El talento es un asunto serio para los italianos. Tanto es así que si camino por Roma durante un atardecer, puedo hacerlo comiendo un riquísimo helado y admirando el Coliseo. O puedo estar paseando por el centro histórico de Napoli, en una mañana entre amigos, visitando el Cristo Velato, los nacimientos del ‘700 y escuchando un músico que canta “O sole mio” en la calle. Luego sentarme a comer, con pocos euros, la mejor pizza del mundo y tomar el mejor espresso.
Puedo también irme en un bus de Milán, asomándome para admirar modelos en trajes fantásticos o un Ferrari rebasar un Lamborghini. O se me antoja rentar una bici en Florencia y darme una vuelta pasando por Piazza Duomo y Ponte Vecchio, o visitar Sicilia en Vespa, ver los templos de Agrigento, comiendo un postre o una pasta en una terraza con vista al Etna.
En Italia se respira talento
Finalmente, estés donde estés, en Italia, se respira talento, literalmente estás acechado por el. Todo aquel que nació como un talento y una pasión (por la ropa, los autos, los muebles, el dibujo, la cocina) se ha convertido lentamente en algo más, que tiene un reconocimiento universal y, al mismo tiempo, en el sustento para la persona, para la familia, para el país. Es, quizás, por eso que en Italia encuentras tanto talento, mucho más que en otros lugares. Porque se tiene la suerte de vivir en un ambiente repleto de historia, naturaleza, cultura, talento. Nada más hace falta seguir cultivando.
