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Inmigración italiana: Colonias olvidadas del siglo XIX

inmigración italiana - Familia Italiana En Mexico Foto De Relatos Y Historias De Mexico

La historia de la inmigración italiana en México, ha sido, casi siempre, un fenómeno prevalentemente espontáneo y personal. Solo hubo una temporada en la historia azteca en la cual se buscó integrar los nativos con foráneos. Era el siglo XIX, cuando se promovieron políticas que estimulaban la inmigración de población extranjera. A través de una serie de decretos que contemplaban muchas facilidades, se proponían poblar este país que recién había conquistado la independencia.

La Familia Cusi y La Nueva Italia en Michoacán

Muchas familias inmigraron por iniciativa propia; entre ellas recordamos aquella legendaria de la Familia Cusi. Emigraron desde Brescia y llegaron al estado de Michoacán, donde se instalaron en dos haciendas, la Lombardía y la Nueva Italia. Convirtiéndose, en unos años, en una de las familias más poderosas, no solo de Michoacán, sino de todo México.

Nueva Italia Dante Cusi
“La Nueva Italia”, una experiencia única protagonizada por la familia Cusi en Michoacán.
Foto de la red

Fue hasta los años 1881-1883 cuando finalmente presenciamos al más importante intento de colonización oficial por parte del gobierno mexicano. En tan solo dos años llegan a México mas de 3,000 italianos, el número más grande de personas en un lapso tan corto nunca llegadas; único caso en la historia totalmente promovido por el gobierno federal.
La que sigue es una página importante de la historia de la inmigración italiana en México. Una historia que, desafortunadamente, no todo inmigrado italiano conoce…

El Porfiriato, las leyes de colonización y la inmigración italiana

Todo empieza con una primera ley de colonización de 1824, que remarca la necesidad de poblar vastas regiones para incrementar la producción agrícola. Sigue aquella de 1875, que propone fomentar la colonización gracias a compañías deslindadoras. Finalmente llegamos a 1881 con la propuesta de Manuel Fernández Leal, aprobada en 1883 por Manuel González. Se estipulan las obligaciones y los derechos del gobierno para los colonos, de preferencia españoles, franceses o italianos.

Paolo Traverso Da Torino Crea La Fabrica De Chocolate Turin
Paolo Traverso, llegado a México desde Torino. Turin, se crea la famosa fábrica de chocolates en los años veinte.
Foto de “Relatos e Historias de México”

Gracias a un contrato con la empresa italiana “Rovatti y Cia”, que reclutaba familias de campesinos sobre todo del norte-este de Italia, en 1881 salió del puerto de Génova la primera expedición, al cual seguirán una segunda y una tercera. Todas llegaron a Veracruz, con barcos como el Atlántico o el Messico, para después distribuirse en el interior de la República de acuerdo a su provincia de origen. Así, por ejemplo, entre aquellos llegados en 1882, los tiroleses se fueron a Mazatepec, en Puebla, los venecianos a San Luis Potosí y los milaneses a Barreto, en Morelos.

Calle Principal Huatusco Foto Inah
La calle principal de Huatusco a la época de la primera inmigración italiana.
Foto: Inah México

Las seis colonias

De tal forma, entre 1881 y 1883 se instalaron en México un total de 6 colonias agrícolas italianas: la primera, que se asentó en Huatusco, Veracruz, se conoce como “Manuel González”. La segunda es conocida como “Porfirio Díaz” y se instaló a Tlaltizapán, Morelos. Mientras que la tercera, “Fernández Leal”, radicó en los alrededores de Cholula, en un poblado que hoy todos conocemos como Chipilo, en el estado de Puebla. La cuarta, “Carlos Pacheco”, permaneció en la ciudad de Puebla, mientras que la quinta, la ”Colonia Aldana”, en Azcapotzalco en la Ciudad de México. Finalmente la sexta, la colonia “Diez Gutiérrez”, se estableció en la “ciudad del maíz” en San Luis Potosí.

Inmigración italiana: El caso Chipilo

Algunas colonias desaparecieron en unos pocos años, como fue el caso de la colonia Porfirio Díaz en Morelos, mientras otras progresaron mucho, como fue el caso de Chipilo que, al momento de su fundación, ya contaba con 424 habitantes en total. Chipilo, sin embargo, representa en este contexto un caso especial. Lejos de perseguir aquel espíritu “integrativo” de la ley que los había traído, permaneció prevalentemente cerrada al exterior. Compuesta sobre todo de familias originarias de Segusino (Véneto), los chipileños prefirieron desarrollarse de forma autónoma y eso propició, milagrosamente por ciertos aspectos, la conservación del dialecto véneto y de tradiciones propias que, a la fecha, sobreviven.

Chipilo Baseball
Habitantes de Chipilo del siglo XX con vestimenta deportiva (¿baseball o football?).
Foto de la red

Una experiencia con claroscuros

Todas las familias que pisaron el puerto de Veracruz en estos años, venían con mucha esperanza, hambre y buena voluntad. Sin embargo, el intento de integrar campesinos italianos a la realidad mexicana, no fue muy positivo: muchos disertaron, emigraron a Estados Unidos, y no cumplieron con los objetivos prefijados. El gobierno, y sobre todo los locales, en muchos casos no estaba conforme, así como ellos no se sentían a gusto donde estaban. Varias las causas de ese frecuente malcontento mutuo: promesas no cumplidas, mala organización, clima adverso, terrenos áridos, problemas legales con las tierras, incompetencias, entre otras.

La Manuel González y las otras

Para todas estas comunidades, el destino fue la apertura progresiva de los locales, la integración, que, en el tiempo, dio como resultado, en alguno casos, el diluirse de la presencia italiana hasta disolverse… Chipilo fue la que creció mas, gracias, cabe mencionarlo, sobre todo a una generación de artesanos que se dedicaron a la producción de quesos y a la mueblería, sin embargo, fue la Manuel González de Zentla, la comunidad que mejores resultados obtuvo en relación a los objetivos iniciales. De acuerdo a los deseos del gobierno mexicano, se logró finalmente el mestizaje biológico y cultural, premisa fundamental para el desarrollo económico para los legislatores aztecas.

Sombrereria
Inmigrantes italianos en la sombrerería “ITALIA” con el propietario Mario Zumpano en la Ciudad de México. Primera mitad siglo veinte.
Foto: Fam. Zumpano

Hoy en día, tanto la Manuel González, como Chipilo y las otras, aún en diferentes escalas y condiciones, conservan los ojos claros de la nieve de los Alpes, la dulzura del dialecto y el orgullo de sentirse italiano. A eso se suma, desafortunadamente el gusto amargo del olvido. Debido a la distancia, no solo geográfica, con la comunidad italiana y las Instituciones en México, se ha creado un surco que, cada día, se hace más grande.

La historia de la inmigración italiana

Para concluir, alguien dijo alguna vez, hablando de inmigración: mejor no enfocarnos en historias de “Libro Cuore”. Yo digo que quizás deberíamos, como comunidad de personas solidarias entre sí, enfocarnos menos en libros (sobre todo contables) y escuchar más al “Cuore”… La historia nos ha dejado una gran oportunidad de recordar una página de México en la cual fuimos protagonistas. No la desperdiciamos. No los abandonamos. Lo debemos a nosotros como italianos y, sobre todo, lo debemos a ellos como personas.

Inmigración italiana: Colonias olvidadas del siglo XIX ultima modifica: 2022-02-25T12:18:01-06:00 da Antonio Mariniello

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