Vincenzo Danise es un artista italiano de gran talento. Su último trabajo, “Ajayo’ – Vuless o cielo”, es un disco de amplio respiro: incluye composiciones propias, así como obras de la tradición musical de Brasil, México y Nápoles. Lo encontramos, virtualmente, en su estudio en el centro de Nápoles, para platicar de su próxima llegada a México con un tour que lo llevará a tocar en el CENART de la CDMX (días 17, 26, y 27 de Junio), en el teatro Ángela Peralta de San Miguel de Allende (los días 18 y 21 de Junio) y en el Parque Bicentenario de Guanajuato (23 de Junio).
Tu música es culta, refinada, profunda, fruto de años de estudio, de una gran sensibilidad y de mucho talento. Sin embargo, vivimos una época en la cual hay un dominio mediático y cultural de los influencers, del efímero. ¿Cómo vives estos tiempos? y ¿por qué seguir adelante como artista?
Pregunta complicada (sonríe). Empezamos con decir que yo toco para la gente que vive el arte como algo profundo y emocionante. Me considero un “investigador” de la música, sobre todo como profesor. Mi trabajo es ver al alumno en el corazón y ayudar a que su talento pueda lucir, como decía Sócrates. Ese trabajo, íntimo y personal, es la base de todo. La música, así como cualquier profesión que decidas desarrollar, debe ser una misión. Nosotros debemos estar ahí como artistas para ofrecer a los jóvenes una alternativa y, como educador, para dejar a la sociedad alumnos que amen lo que hacen. Justo desde ahí empieza el cambio.
En tu formación artística, tuvo un papel fundamental un gigante de la cultura contemporánea como el maestro Roberto De Simone, ¿cómo fue tu encuentro con él?
Roberto de Simone es el último baluarte de la cultura hoy en día y espero pueda vivir cien años más. Lo conocí cuando yo era poco más que un niño de la clase obrera, tenía trece años, y trabajaba de camarero en un club privado de la alta sociedad napolitana en Posillipo. Un día, el maestro fue al club y los socios, que conocían mi pasión secreta, me “obligaron” a tocar por el “valzer opera 69” de Chopin. “¿Dónde estudias?” – preguntó – “Con nadie, no tengo recursos para estudiar Maestro” -le contesté espontáneamente- El pronto rematò: “A partir de mañana irás con la Maestra Miriam Longo”. Ese día, por supuesto, comenzaba el sueño del pequeño Vincenzo Danise y mi vida cambiaba por completo.
México, Brasil, Nápoles: tres de las más grandes e importantes tradiciones musicales del mundo, se encuentran en tu último disco, “Ayayò – vuless o cielo”. ¿Cuál crees sea la aportación del sur a la música y la cultura?
Escribo música porque vivo y tengo experiencias. Visité Brasil hace unos años para un retiro espiritual en la foresta amazónica y ahí conocí la cultura afro-brasileira y la amé tanto que regresé para grabar mi disco anterior “Saravà”. México lo conocí durante la tournée teatral de “Il caso di Alessandro e Maria” de Giorgio Gaber, con Luca Barbareschi e Chiara Noschese. En aquella ocasión pasé una noche entera en un restaurante del centro escuchando por primera vez a los mariachis. Me impresionó mucho la forma con la cual unos artistas callejeros pudieran tocar con esa gran técnica y pasión. ¡Esa noche me enamoré de México y de los mexicanos!.
Finalmente Nápoles, que entra también en mi último disco con un clásico, “Torna maggio”, y una pieza del gran Pino Daniele. Aquí nací y la defiendo con todo. Mi ciudad desde siempre ha sido una gran capital Europea y ha aportado muchísimo a la cultura. Sin embargo, hoy es usada como un “Brand”: hablas bien o mal de Nápoles y tu “marca” se dispara. Claro, es una ciudad de muchos contrastes y problemas: hay un veinte por cierto que nos sigue haciendo mal y parece difícil de eliminar. Para eso debemos seguir trabajando con la cultura, con dar una alternativa a la vida en la calle.
“Quiero morir con los ojos cerrados y el corazón abierto” – Vincenzo Danise
Yo mismo, gracias al proyecto “Denise on the road” que logró llevar la música a los recovecos más oscuros de la ciudad, pude ayudar a quince “scugnizzi”. Quince jóvenes, expuestos cotidianamente a la delincuencia, que tuvieron finalmente una alternativa para su proyecto de vida.
“Quiero morir con los ojos cerrados y el corazón abierto” es mi lema. Y el sur está en mi corazón. Los valores que representa, el amor, la pasión, la empatía, la amabilidad, los considero a la base de nuestra existencia. El sur es necesario para la humanidad.
Vincenzo, háblanos más de tu relación con México
Agradezco a Riccardo Cannelli y al director Vinciguerra del “Istituto Italiano di Cultura“, Fabio Caselli de la “Academia de Arte de Florencia” y, por supuesto, al Embajador Luigi di Chiara, napolitano por cierto, por esta gran oportunidad de poder tocar, después de más de un año, en frente de un público en este maravilloso país. Diario necesito escuchar “La llorona”, canción que re-interpreto en mi disco, en la versión clásica de la gran Chavela Vargas. Sé que es una canción triste, melancólica, pero, curiosamente, ¡me pone feliz!. En México tuve la suerte de poder tocar con excelentes músicos mexicanos, como Enrique Nativitas y Emiliano Coronel, y el 21 de junio, podré repetir la experiencia.
De hecho, en el día de la música tocaré en San Miguel con un músico cubano y otros grandes músicos mexicanos, en un concierto que será único y me tiene muy emocionado. México para mi, representa eso: una alma musical enorme, con grandes personas y grande música. Seguramente “La llorona”, ¡no será la última canción mexicana que grabaré!.
En la industria discográfica actual, dominada en Italia por la trap y aquí por el reggaetón, ¿cómo ves a artistas como Ludovico Einaudi y Stefano Bollani que de alguna forma, tratan de acercar a los jóvenes a otro tipo de música?
Creo que es positivo que artistas como Einaudi y Bollani lleguen a un gran público porque pueden representar, para muchos jóvenes, una puerta que se abre a la música importante. Desafortunadamente en Italia ya no hay artistas populares como Franco Battiato o Giorgio Gaber que, cuando subían a un escenario, llenaban de luz al público, los unían y les contaban verdades. Me gustó, en ese sentido, Fedez en el pasado concierto del primero de mayo, cuando denunció públicamente un intento de censura.
Necesitamos que los artistas vayan más allá de lo “show business” para perseguir valores más profundos. Debemos unirnos otra vez, convivir, compartir, más allá de los límites ligados a la pandemia.
Para concluir: ¿cuál artista clásico, jazz y popular escucha Vincenzo Danise?
Yo crecí con Chopin, mi artista favorito en absoluto. También amo mucho Keith Jarrett, pero desde que empezó la pandemia, diario escucho casi exclusivamente música de la tradición latinoamericana: samba, bossa-nova, tradicional mexicana. Como “melomane”, intento escuchar la música no como un experto, sino para disfrutar de sus colores.
Durante mi próximo viaje a México me gustaría ver mucha gente en mis conciertos porque ¡me hace mucha falta! Mi último concierto fue el 20 de febrero del 2020 en Barcelona. Quiero abrazar (virtualmente) a la gente: hoy como nunca la humanidad necesita unidad, sentirse parte de una sola, gran comunidad. ¡Ajayo’ – Vuless o cielo, ojalá lo pudiéramos lograr!.
Autor de la imagen de portada: Gabriele Lo Piccolo
Bravo!
cierto!